El que todo lo aplaza no dejará nada concluido ni perfecto

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La frase es más cierta que nunca, y probablemente muchos de nosotros lo hemos experimentado en primera persona. Ahora le llamamos procrastinación, y casi siempre somos conscientes de ello, pero nos cuesta superarlo.

¿Por qué aplazamos? ¿Hemos de tener en cuenta a la cabeza o al corazón?

Reflexionemos sobre ello