Ayer hizo tres meses que estoy de baja. Y creo que va para largo. Dolor insoportable en ocasiones, medicinas que alivian poco y estropean mucho, no poder seguir el ritmo de los demás, ostracismo en el sofá…
Pero me he dado cuenta y he podido aplicar lo que Séneca enunció y cuya frase titula el presente artículo. Si delante de cualquier circunstancia no elegida que me toca vivir actualmente y que me cambia todo el entorno, y sin embargo pretendo vivir como antes, surge la crisis. Y la crisis es tozuda en su querer quedarse. Pero si le das la vuelta a la realidad (no hace falta pensar que hay peores que yo) hay que aceptar lo que te toca vivir actualmente. Hacer del limón, limonada. Ser fuerte y asumir. Y estar prearado para cuando las cosas vuelvan a su cauce.
Y sin perder el sentido de la felicidad