La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos

Comparte esta entrada en:

En este punto, Platón se acerca al pensamiento oriental. En este, el deseo es fuente de sufrimientos, en tanto que la ausencia de deseo es libertad y plenitud. La capacidad de renunciar a los deseos lleva a un mayor grado de libertad y a un menor número de frustraciones, pues supone control en la relación que tenemos con el mundo.

Es el querer más y más, poseer todo y como decía aquella nefasta publicidad : «¿Lo quieres? Lo tienes». Como si el camino a la felicidad de las personas fueran simplemente el atesoramiento de bienes sin más.

Y después de ello viene la frustración. La felicidad que no es un fin es ní mismo, no se puede focalizar en bienes materiales. Muy al contrario. Es un camino, y para ser más llevadero te tienes que despojar de casi todo.