Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco por lo mucho que tenemos
Nuestra sociedad occidental nos bombardea constantemente recordando lo que nos falta para ser felices. El mundo de la publicidad se mueve por estos parámetros. Compra lo que no tienes, compra lo que sustituye a lo que tienes, te falta esto para tenerlo todo… Una publicidad cuyo transfondo es vender más.
Y mientras, presuntos gurús con aires de ser más sabio que tu, te venden píldoras de autoayuda. Te dirigen como si te hubieran conocido desde hace años, diciendo aquello tan consabido de nuestras abuelas que ya nos enseñaron, como haz ejercicio para sentirte mejor, aléjate de las personas tóxicas, levántate cada día para comerte el mundo….
Pienso que sin llegar a un estoicismo que está de moda, lo que más nos conviene es disfrutar con lo que tenemos, que seguramente es mucho, llevar una vida acorde al sentido común, y procurar tu bien y el de los que te rodean. En la materia no se encuentra la felicidad.
Una canción de los años sesenta decía: «Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor»
La salud es imprescidible, pues con su estado nos dirige nuestras actuaciones.
El dinero es importante pero no imprescindible. Nuestra sociedad está basada en la compra-venta, y el trueque y el intercambio pertenece al pasado. Pero no nos debemos cegar por el verde de los billetes
Y el amor es lo que de verdad da sentido a nuestra existencia.
Un taburete de tres patas, que si falla una de las tres se vuelve inestable: salud, dinero y amor