Seis puntos para construir un pensamiento crítico

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Aristóteles, unos de los grandes pensadores de la historia de la humanidad, aseguraba que “es señal de una mente educada poder considerar un pensamiento sin necesidad de aceptarlo”. Y es que, para tener un pensamiento crítico, es necesario entrenar la mente.

¿Cómo podemos hacerlo? Como se trata más bien de una forma de ver las cosas que de una habilidad que tan solo usamos en ciertas ocasiones, esta requiere de trabajo diario y constante. Sin embargo, existen ciertos aspectos que contribuyen a construir este tipo de pensamientos.

  1. Desconfiar de (casi) todo

Descartes, otro de los filósofos más influyentes de Occidente, llegó a la conclusión del famoso “pienso, luego existo” a través del pensamiento crítico. Dudó y desconfió de todo lo que le rodeaba, hasta que, finalmente, tuvo la clarividencia de que lo único de lo que no podía dudar era de sus propios pensamientos, ya que, indudablemente, estaban allí.

Como hemos mencionado anteriormente, estamos en un mundo donde las noticias falsas, las mentiras o las ideas creadas a partir del egoísmo son algo habitual. Por ello, creer en cualquier cosa sin antes verificarla puede traer muchos problemas. Por el contrario, dudar de casi todo (sin llevarlo al extremo) permite acercarnos un poco más a la verdad.

  1. Mantener la mente abierta

El pensamiento “out of the box” o fuera de la caja es otro ejemplo de pensamiento crítico. Encerrarnos en nuestras ideas, no aceptar las de los demás o negar todo aquello que se sale fuera de nuestras creencias nos hace más débiles. Sin embargo, mantener la mente abierta es fundamental para diseñar nuestras propias ideas.

Imagina que alguien tiene la creencia de que la tecnología es mala. A pesar de que otras personas lo intenten convencer, esta persona es muy probable que se niegue siquiera a probarla. Como ves, aunque es un ejemplo muy simple, es fácil ver todas las cosas que se está perdiendo por no tener una mente abierta y receptiva que le permita comprobarlo por sí mismo.

  1. Evitar la crítica inútil a favor de la opinión crítica

Uno de los errores más comunes que todos cometemos alguna vez es caer en la crítica fácil. Dar una opinión poco constructiva es mucho más sencillo que pensar y ofrecer otro punto de vista que presente una alternativa.

Este tipo de situaciones se dan mucho en el entorno laboral. Por ejemplo, podría ser que un compañero haya realizado mal una tarea y tú le digas simplemente “esto no está bien”. Lo cierto es que ninguno de los dos gana nada. Sin embargo, si eres capaz de analizar lo que ha fallado, no solo podrás ayudarlo a mejorar, sino que también estarás aprendiendo de los errores de los demás.

  1. Concentrarse en la solución

Otro ejemplo para fomentar el pensamiento crítico es dejar de dar vueltas a los problemas y ponernos manos a la obra para buscar soluciones. Obcecarse en los problemas no conlleva nada bueno. Sin embargo, si somos capaces de pensar de forma crítica, podemos analizarlos y encontrar soluciones.

Cuando surge un problema en el trabajo, lo sencillo es buscar culpables y señalar errores. Sin embargo, las personas con pensamiento crítico son capaces de analizar de manera detenida las causas reales del problema para concentrarse en buscar soluciones y evitar que este se vuelva a repetir.

  1. Tener claros tus objetivos

Cuando no se tiene un rumbo fijo, es difícil llegar al destino. Sin embargo, si tenemos claros nuestros objetivos, es más sencillo alcanzar las metas que nos proponemos. El pensamiento crítico nos ayuda a construir estrategias que nos ayuden a conseguirlo.

Imagina que tu sueño es hacer un gran viaje a EE. UU. Por un lado, puedes soñar que te toque un sorteo o creer que la vida te regalará ese soñado viaje. Por otro lado, puedes analizar tu situación financiera y crear un plan de ahorro para cumplir este objetivo. ¿Cuál de las estrategias parece más viable?

  1. Partir del no conocimiento

Pensar que tenemos la verdad absoluta, que sabemos todo o que no hay nada que podamos aprender es uno de los mayores errores que podemos cometer. Por el contrario, el aprendizaje constante se retroalimenta: cuanto más aprendemos, más cultivamos el pensamiento crítico y más queremos aprender.

En este sentido, imagina que cinco personas se reúnen todos los viernes a debatir sobre diferentes temas que saben de antemano. Mientras que uno de ellos cree tener siempre la razón, por lo que ni siquiera se molesta en buscar información o escuchar a los demás, el resto trata de informarse y aprender de lo que dicen los otros. Tras 10 sesiones, ¿quién crees que tendrá una mejor capacidad para construir pensamientos críticos?